martes

La pregunta es:

Hay una pregunta (una duda, un rumor) que se está propagando entre los alumnos de toda la clase, y que se repite como el eco, una y otra vez, ganando y perdiendo fuerza con cada reverberación. La pregunta es necesaria, acaso inevitable. La pregunta es: ¿Qué es el Movimiento Plagiarista?

El plagiarismo es, por encima de otras muchas cosas, una línea en mitad de la carretera a partir de la cual todas las cosas se suceden a la vez, empezando y terminando al mismo tiempo. Sus ideas, sus conceptos, sus imagenes, sus textos, sean lo que sean y vengan de quienes vengan, por encima y por debajo de la literalidad, la imaginación o la autenticidad, son el resultado de un proceso libre, abierto, multidireccional e hiperreferencial, mediante el cual los escritores plagiaristas se valen de cualesquiera de los elementos que les rodean para hablar de esa cosa tan evidente como ininteligible que llamamos realidad (o la literatura de la realidad).

A partir de esta apreciación de totalidad, el escritor plagiarista empeña su tiempo, su sintaxis, su juicio y su capacidad de análisis en la reescritura de la realidad desde todos los puntos de vista posibles, que son infinitos, o tendetes a infinito, y en cualquier caso son el resultado incalculable de una suma imperfecta de permutaciones y combinaciones y asociaciones y apropiaciones en las que todas las frases y todos los argumentos y todos los estilos y todas las épocas tienen cabida. Por supuesto, la tarea es ardua; el proceso, incontrolable; y la finalidad, abstrusa.

Por ello, para que el lector inquieto, tan atento como distraído, conozca (y reconozca) los recorridos que el escritor plagiarista explora, y visite (o revisite) las asociaciones que el escritor plagiarista encuentra, y entienda (o desentienda) la multiplicidad de referentes, de encuentros y de repeticiones que el escritor plagiarista aprecia, desde ahora y en adelante se irán publicando en este post las conexiones virtuales, culturales o demoníacas, tanto presentes y pasadas como futuribles, que existen entre el plagiarismo y el resto del mundo (sea real, literario o imaginario).

Después de todo, y como no podía ser de otro modo, antes de que Leandro Romaña y César Ruiz-Tagle fundáramos el (nuestro) Movimiento Plagiarista, ya existían varias corrientes de pensamiento y creaciones estéticas que procedían, o derivaban, más o menos abiertamente de la incorporación al proceso creativo de incipientes motivos o recursos de caracter plagiarista. Así: la guerrila medial de Luther Blisett, rebautizada ahora como Wu Ming (sin nombre); las experiencias neoístas de Monty Cantsin; el activismo plagiarista de Karen Eliot; y los experimentos de Loyola Records bajo el nombre de Arturo Cariceo.

Es evidente, por lo tanto, que nuestro Movimiento Plagiarista no es otra cosa que una reformulación de muchas y muy variadas reformulaciones, un Movimiento que reformula las fórmulas mil veces formuladas. Esta fórmula, huelga decirlo, también ha sido formulada. La esencia de este experimento, todos los elementos que intervienen en él y las posibles multiplicaciones y derivaciones de su aplicación a la escritura se encuentran en cada palabra, en cada línea y en cada subtexto de ese artilugio narrativo, polimorfo e indescifrable que es el Manifiesto Plagiarista.

Bien. Entonces: ¿Qué es el Movimiento Plagiarista? Un mapa, un campo de maniobras, un laberinto y una trampa para ratones; un viaje, una búsqueda, una huída; una broma muy seria, una permutación más del alfabeto. También es un juego, un sofisticado laberinto de espejos deformes, una investigación incómoda y, por qué no decirlo, inútil. Quizá, más que nada, el Movimiento Plagiarista sea una llamada de atención, una crítica de todos nosotros, una parodia de todos nosotros, una máscara, un libro imaginario y otras muchas cosas que todavía no es y que alguna vez será. Porque, al fin y al cabo, el plagiarismo es una línea en mitad de la carretera, una línea finísima, casi invisible, a partir de la cual todas las cosas se suceden a la vez, quién sabe si eternamente.

(Extracto del discurso que leerán César Ruiz-Tagle y Leandro Romaña en la XXIII Cumbre Iberoamericana de Narrativa Involuntaria que se celebrará en Tordesillas el 19 de marzo del año 2014, haga frío, llueva o nieve.)